La onicofagia es el término médico que designa el hábito de morderse o roerse las uñas de las manos y/o de los pies.
En los círculos psiquiátricos, este trastorno se clasifica entre los trastornos del control de los impulsos o los trastornos obsesivos compulsivos. Estos trastornos se caracterizan por pensamientos, impulsos o imágenes mentales que el enfermo percibe como intrusivos, y por comportamientos o acciones mentales repetitivas denominadas compulsiones que tienen como objetivo aliviar (temporalmente) el malestar causado por los pensamientos obsesivos.
¿Cuáles son las causas de la onicofagia?
Los factores que pueden desencadenar la onicofagia son, en su mayoría, de origen psicológico, a los que también se pueden añadir factores ambientales o biológicos.
Sin embargo, entre las principales causas podemos resaltar
Ansiedad y estrés: la onicofagia se manifiesta sobre todo en periodos de alto estrés emocional o ansiedad, como estrategia para reducir la tensión. Este comportamiento repetido a lo largo del tiempo puede dar lugar a un patrón de comportamiento fijo y repetitivo con el que el individuo da rienda suelta a sus frustraciones. La onicofagia suele manifestarse tanto en niños como en adultos, como respuesta a las excesivas expectativas a las que están sometidos, como consecuencia del miedo a perder la atención de sus padres o debido a periodos de gran estrés o tensión en la familia.
Autolesión: varios investigadores atribuyen la onicofagia a un impulso agresivo que se dirige a uno mismo, una estrategia para canalizar la ira y las frustraciones vertiéndolas hacia el exterior en lugar de hacia uno mismo.
Emulación: los niños suelen aprender a morderse las uñas simplemente imitando los gestos de las personas (sobre todo de los adultos de referencia) que les rodean, sin que ello suponga un malestar psicológico.
El aburrimiento: el aburrimiento en sí mismo no es un factor determinante, pero para quienes padecen onicofagia puede ser extremadamente difícil controlar el impulso de morderse las uñas durante los momentos de inactividad; es precisamente en estos momentos (frente al televisor o tumbado en el sofá) cuando se produce con mayor frecuencia este comportamiento.
Tratamientos para la onicofagia
Los tratamientos para la onicofagia varían en función del grado y la gravedad del problema.
Las terapias locales, como la aplicación de remedios tópicos, la mejora de las uñas o las manicuras frecuentes, pueden tener una eficacia variable y, por desgracia, a menudo sólo temporal.
Si el hábito de morderse las uñas no se puede vencer con el uso de estas estrategias, es más apropiado hablar de compulsión, una condición que describe los casos de onicofagia severa para los que es aconsejable buscar la ayuda de un psicólogo o psicoterapeuta profesional, que confirmará el diagnóstico e investigará las razones detrás del trastorno.
También puede ser necesario acudir a una consulta con un dermatólogo para evaluar un posible tratamiento médico o farmacológico para reducir los efectos de la onicofagia.
Varios estudios han demostrado la eficacia de las terapias basadas en antidepresivos, también prescritas en el tratamiento de la tricotilomanía y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), para reducir la compulsión a morderse las uñas. Otra opción de tratamiento es la ingesta de vitamina B7, que puede reducir el impulso de morderse las uñas debido a su acción sobre la serotonina, una hormona que controla el estado de ánimo y la agresividad.